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Estaremos en las hermosas Islas Pontinas. El archipiélago está formado por 6 islas: Ponza, Palmarola, Gavi, Zannone, Ventotene y Santo Stefano. 

Isla de Ponza. Muchas de las personas que han visitado Ponza por tierra, llegando en ferry o hidroala desde los puertos de Anzio, Terracina o Formia, piensan que es una isla apta solo para fines de semana. De hecho, Ponza es relativamente pequeña y solo hay 3 playas a las que se puede llegar por tierra: Frontone, Cala Feola y Cala dell'Acqua. 

A la mayoría de las calas solo se puede llegar por mar y por este motivo el velero es la mejor manera de visitarlas. En barco podrás descubrir todas las bahías de la isla y sobre todo disfrutarlas en los momentos más bonitos, a primera hora de la mañana y al atardecer, cuando los navegantes de día habrán regresado a puerto.

Se puede llegar a Palmarola en aproximadamente una hora en barco desde Ponza. Es una isla deshabitada donde hay muy pocos edificios y todos ellos son estacionales. Rica en paredes con vistas al mar, parece estar en Tailandia en lugar de en una isla en medio del mar Tirreno. Es una isla deshabitada, sin puerto ni faros, y cuenta con varias bahías en las que hacer paradas: Cala dei gabbiani, Cala Spermaturo, Cala Brigantina, I faraglioni, Cala del Porto (también llamada "del French" por el nombre del fundador del restaurante típico homónimo presente desde hace varias décadas en primera línea de playa) y la llamada rada de la "catedral", típica por sus rocas muy escarpadas y su particular forma, que la hacen similar a una catedral gótica. Hay muchas cuevas, pasadizos y fondos marinos para visitar con snorkel, y las paradas nocturnas son extremadamente fascinantes, ya que la isla no tiene iluminación: en ausencia de luna y con cielos despejados, notarás un espectacular cielo estrellado. 

Ventotene se encuentra a unas 20 millas al sureste de Ponza y, por lo tanto, requiere de 3 a 4 horas de navegación para llegar. 

Lo que más nos gusta de Ventotene es el ambiente que se respira en sus callejuelas, parando a hablar con la gente que vive en esta isla que aún está lejos del turismo de masas. Nos gusta pasear por sus calles, sentarnos a tomar un mojito en los bares excavados en la toba frente a los barcos amarrados en el puerto romano y cenar en alguno de los muchos restaurantes donde todavía hay una excelente relación calidad-precio.

Por la noche dormiremos en la rada, entre las preciosas calas que ofrece la naturaleza, para luego refrescarnos con un chapuzón por la mañana. Se alojará en camarotes dobles con baño. Todos colaboran en la vida a bordo.

Navegar en estos lugares es muy tranquilo y se opta por evitar condiciones desfavorables manteniéndote protegido entre las islas; Es ideal para todos, deportistas, amantes de las excursiones marinas y terrestres. El movimiento en tierra está asegurado por un bote.