El archipiélago de las Islas Pontinas emerge de las aguas del mar Tirreno con seis magníficas islas volcánicas frente a la costa sur del Lacio.

Ponza, Ventotene, Santo Stefano, Gavi, Zanone y Palmarola, seis nombres para seis islas paradisíacas donde escapar de la vida cotidiana, disfrutar de la belleza de la naturaleza salvaje y virgen, practicar deportes acuáticos y sumergirse en un mar cristalino.

Las dos islas principales del archipiélago en cuanto a tamaño y habitantes son las de Ponza y Ventotene, las demás son pequeñas, casi deshabitadas, utilizadas como reservas naturales como en el caso de Zannone y se pueden visitar en excursiones en barco.

Ponza es la más grande de las hermanas pontinas en términos de historia y tamaño y es considerada una de las islas más bellas de Italia.

A medio camino entre la tierra y el mar, también hay espectaculares cuevas marinas con colores asombrosos a las que se puede llegar por mar para sumergirse en el juego de luces de las aguas turquesas, así como las playas de arena abarrotadas de bañistas como la famosa playa de Frontone, la bahía de Cala Feola y la cala más remota de la Parata.

Para formar la identidad de esta hermosa isla también contribuye su pueblo de moda formado por casas de colores, callejones estrechos, casas de pescadores, boutiques de moda y sugerentes clubes tallados en las rocas.

Situada al sureste de Ponza, a tres horas en barco, pero con menos de la mitad de su tamaño, la isla de Ventotene es la otra isla habitada del archipiélago pontino.

Tiene un ambiente más espartano y discreto que el más animado Ponza, lo que lo convierte en un destino ideal para aquellos que buscan una estancia tranquila, en completa relajación y en contacto con la naturaleza. la isla permite pasear por sus calles peatonales y numerosos sitios históricos de interés como la lujosa Villa Giulia en Punta Eolo: una antigua residencia imperial con sus habitaciones, jardines, cisternas y mosaicos o en el puerto romano excavado en la roca volcánica.

La tercera isla pontina más grande después de Ponza y Ventotene, Palmarola es una de las islas más evocadoras y particulares de las aguas turquesas del archipiélago.

Es un lugar encantador y casi totalmente deshabitado, caracterizado por cuevas, pilas, pequeñas playas y pintorescas bahías escondidas que le han valido el estatus de reserva natural protegida.

Los únicos vestigios de asentamientos humanos son las características casas excavadas por el viento en las cuevas rocosas de Cala del Porto, único lugar de desembarco de la isla.