El primer día de su inolvidable aventura comienza con el embarque a última hora de la tarde en la isla de Paros, justo enfrente del pintoresco pueblo de Paroikia. Le daremos la bienvenida a bordo con un cálido brindis de bienvenida, símbolo de nuestro deseo de un viaje lleno de descubrimientos y momentos felices. Os llevaremos a vuestros respectivos camarotes y zarparemos hacia una bahía tranquila lejos del bullicio de la isla. Este momento marca el comienzo de su exclusiva experiencia de navegación, inmerso en la impresionante belleza del mar Egeo y sus islas encantadas.

Con el viento dominante hinchando las velas, nuestra navegación nos conducirá a un rincón del paraíso, donde tres pequeñas islas custodian aguas de color caribeño. Haremos una pausa para almorzar, donde podréis disfrutar de deliciosos platos preparados a bordo por vuestros patrones.

Por la tarde, una corta navegación nos llevará a la isla de Despotiko, un lugar envuelto en misterio y lleno de encanto histórico. A medida que se pone el sol, tendrás la oportunidad de visitar el parque arqueológico de Despotiko, un sitio de extraordinaria importancia que te transportará a la antigüedad griega.

El día terminará con un aperitivo junto al mar, donde brindaremos por la puesta de sol mientras admiramos el sol sumergiéndose en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rojos. A bordo le esperará una exquisita cena preparada por sus patrones, seguida de una noche tranquila anclada en la bahía bajo un cielo estrellado, arrullada por las olas y envuelta por la magia de las Cícladas.

En el tercer día de nuestra aventura, nos embarcamos en una corta pero emocionante travesía hacia el oeste, dirigiéndonos hacia una hermosa bahía en la isla de Sifnos. Nuestro velero, ligero, rápido y con un rendimiento excepcional, demuestra ser el compañero de viaje ideal, surcando el agua con gracia y agilidad mientras el viento desafía la proa.

Nuestro destino es una bahía de contornos paradisíacos, donde las aguas transparentes abrazan un sugerente monasterio, cuya iglesia blanca añade un toque de magia al paisaje.

El Monasterio de Chrisopigi, famoso en toda Grecia, nos espera para una visita.

La noche nos lleva al pintoresco pueblo de Kastro desde donde seremos testigos de una espectacular puesta de sol en el mar. En una taberna local, deleitaremos nuestro paladar con platos tradicionales, disfrutando de la hospitalidad griega en un fascinante entorno histórico.

El cuarto día de nuestra aventura de navegación revela un tesoro escondido en los pliegues del mar Egeo: una bahía secreta, una rara perla accesible solo desde el mar, que contiene un oasis de serenidad. Aquí, una solitaria casa blanca, envuelta en el abrazo de una pequeña iglesia, da testimonio de una sublime armonía entre el hombre y el vasto abrazo de la naturaleza. Este rincón del paraíso, a años luz del caos y el frenesí de la vida cotidiana, nos invita a bajar el ritmo, a respirar hondo y a sumergirnos en una tarde de relajación total, donde el tiempo parece perder su incesante tic-tac.

El lujo de lo sencillo nos espera: nadar en aguas cristalinas, explorar silencios dorados, momentos de tranquilidad bajo el sol abrasador o la sombra fresca, en un lugar donde reina la paz. Al caer la noche, la bahía se transforma en un teatro natural para un espectáculo astral sin igual, con constelaciones bailando en el velo nocturno.

Una vela fresca a favor del viento nos lleva a Polyaigos, una isla deshabitada en el corazón de las Cícladas. La isla nos da la bienvenida con su encanto prístino, prometiendo una experiencia de inmersión total en la naturaleza y tranquilidad.

Fondeamos en una piscina natural, rodeada de arena blanca y bañada por aguas deslumbrantemente transparentes. Este idílico refugio del viento Meltemi, nos regala un santuario de paz donde el tiempo parece haberse detenido.

La tarde está dedicada a la relajación y a los baños refrescantes, donde cada chapuzón despierta los sentidos y cada baño nos acerca un poco más a la serenidad absoluta.

Al caer la tarde, levamos anclas y nos dirigimos hacia Kimolos, una isla que guarda la esencia más auténtica de las Cícladas.

La cena en una taberna típica es el punto culminante del día, una oportunidad para saborear los platos tradicionales de la isla, donde cada bocado cuenta la historia y las tradiciones de esta tierra mágica.

Al sexto día nos despertamos, listos para navegar protegidos de las olas pero empujados por un viento intenso. 

Después de admirar las extraordinarias caídas de arena durante nuestra parada para almorzar, un fenómeno natural donde la arena se desliza hacia el mar creando un paisaje surrealista, reanudamos nuestra navegación hacia el oeste, hasta llegar a la encantadora Firiplaka en Milos. Este rincón del paraíso nos recibe con sus aguas turquesas, playas doradas y paredes de roca de colores brillantes.

La verdadera sorpresa del día, sin embargo, nos espera a bordo al caer la noche. Sus patrones, verdaderos maestros de la navegación y de la cocina, se convierten en chefs para preparar una cena memorable: los famosos tallarines con salsa de carne. Usando solo huevos y harina, crean desde cero un plato que sabe a hogar, tradición y pasión.